Un ciudadano nos ha hecho llegar un artículo titulado “Si cantara el gallo rojo…”  bajo el seudónimo de “Un ibense apesadumbrado”, pidiéndonos que lo publicáramos en la web. Lo reproducimos literal e íntegramente a continuación:

Si cantara el gallo rojo…

Hoy, una vez más se me cae al alma al suelo. Hoy, una vez más, veo tanta hipocresía en la derecha rancia, ¿hay otra? Hoy como siempre se me agolpan los sentimientos de la solidaridad con los demás, de la variedad, de la individualidad en lo propio, de lo social en lo colectivo.

Ha muerto Zerolo y todos están conmocionados, dolidos y compungidos: “era una hombre que amaba la libertad, con él somos todos un poco más libres, bla bla bla bla…”. En términos similares he escuchado hasta la mismísima Aguirre, el tal Rajoy, etc, etc.

No estaría de más recordarles a estos sujetos antes citados con qué argumentos recurrían la ley ante el Constitucional.

Uno, que ante todo lo que más valora es la libertad, no puede sino sentir repudio ante tanta “fachada”: “no era mi enemigo sólo era un rival”, “no estaba en contra de él sino de sus propuestas”. Bla, bla, bla…

Ustedes tienen más cara que espalda, no se merecen ni estas tristes y dolidas palabras, no se las merecen, pero a mí me brotan pensando en tanta gente que puede optar a sus deseos, que poder optar no es obligar a los demás a realizarlo por igual, que la igualdad consiste en la necesidad de aceptar que somos distintos pero comunes.

Sois sepulcros blanqueados, os sentís solidarios en estos momentos “familiares” de dolor. Cuánta farsa, aprovechando que los dolidos quizá por tener tanto dolor no les cabe el desprecio del duelo tan falsamente enviado. Pero a mí me queda un hueco para el desprecio, para expresarme en libertad, repudiando este falso “dolor  compartido”.

Las gentes “libres” no os olvidarán, os merecéis el mayor de los desprecios, no os duelen los llamados “desahucios”, no os importa ver cómo muchos hijos quedan en la calle, y ahora os hacéis los dolidos por Zerolo que al fin y al cabo ha muerto libre, casado con quien quería y no salvado por la capacidad humana “técnico-científica” tan limitada.

No os acerquéis a mi dolor, “que corra el aire entre ustedes y yo”, y les recuerdo lo que decía el poeta: “la muerte no me llena de tristeza, las flores que saldrán por mi cabeza, algo darán de aroma…”. Pues eso, que como no tengo que quedar “políticamente correcto” también recuerdo al mismísimo Quevedo quién con tanta evidencia “cruel” nos decía: “Pues amarga la verdad, quiero echarla de la boca, y si al alma su hiel toca, esconderla es necedad…”.

En homenaje a Zerolo me vienen a la cabeza tantas leyes que en verdad nos hicieron algo más libres, del  divorcio, de la igualdad de trato, de la memoria histórica, de la dependencia, contra la violencia de género, por cierto ¿cuál era la actitud de del PP con estas leyes? Aún recuerdo aquel alcalde “pepero” que se negaba a celebrar bodas entre gays, como si la sexualidad de unos u otros tuviese algo que ver con la dirección del voto.

Un ibense apesadumbrado

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