Mariano Rajoy Brey, “el hombre que no tiene nada que decir”, según ‘The Economist’, está de los nervios. Hace unos días, en pleno temporal de la zona euro, acoquinada la opinión pública por las embestidas de los mercados y las agencias de calificación -que actúan en el siglo XXI como los corsarios de antaño-, el líder del PP aprovechó esta nueva convulsión para reclamar sonoramente al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, que volviera a adelantar las elecciones generales. Protagonizó Rajoy, pues, una estolidez más de las muchas que almacena en su repertorio.

En esa tan reciente coyuntura no aportó nada que pudiera paliar la situación de renovada angustia que sufría la ciudadanía y no se puso al lado del Ejecutivo en otro escenario de grave alarma. Pero sí se esforzó al máximo para pedir el adelanto del adelanto de los comicios. Al jefe de la derecha sólo le inquieta su futuro político. El presente y el futuro de España, al ‘Gran Patriota’, le importan, por lo que se ve y se percibe, una higa. O dos, a lo sumo.

Ahora, Rajoy quiere que en el Congreso de los Diputados haya de inmediato una sesión extraordinaria con el fin de que se debata sobre los avatares económicos de estos días. Quiere clavarle la puntilla a Zapatero y, por supuesto, a Alfredo Pérez Rubalcaba, a cuenta de los últimos acontecimientos que han castigado a la Francia de Nicolás Sakorzy y los Estados Unidos de Barack Obama. Pretende fortalecer su candidatura a presidente y, al precio que sea, llegar a La Moncloa.

Y, como consecuencia, tales acontecimientos han arañado peligrosamente, una vez más, a España y también a Italia, obviamente debilitadas, de una manera u otra, como les ocurre, desde que estalló la crisis internacional, a la mayoría de los Estados del ámbito digamos occidental. Pero, al menos de momento -veremos cuánto dura la tregua- se ha producido un vuelco en positivo tanto en las Bolsas como en el Ibex 35, fruto de la reacción, entre otros factores, de Wall Street. ¿Está seguro Rajoy de que la sesión extraordinaria del Congreso, propuesta por él, no es más que un paso en falso que ahora le podría costar muy caro?

Le debería inquietar también a Rajoy que ni Obama ni Sarkozy le hayan requerido nunca sus servicios de asesoramiento, durante los respectivos calvarios de la crisis. Es una lástima o mejor dicho, una injusticia que Rajoy y también José María Aznar hayan sido marginados notoriamente por EEUU y Francia. Aznar, no hay que olvidarlo, publicó un libro en 2009, llamado claramente España puede salir de la crisis. Y subrayó que él sí sabía cómo salir de la crisis. Acusó al “socialismo económico” de haber contribuido a la crisis y, en particular, a Zapatero. Éstos –Aznar, Rajoy y compañía- han hecho el mayor de los ridículos presentándose a sí mismo como los salvadores de España ante la crisis. No han hecho nada más que mermar los legítimos intereses de los ciudadanos españoles, pasando el tanto de culpa al Gobierno, que era lo fácil y lo miserable. Rajoy y su padrino Aznar son falsos salvadores de España. Votar por Rajoy, que está cada vez más de los nervios, es votar por un impostor.

Fuente: ELPLURAL.COM

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