Este artículo resume los debates que están tomando lugar en EEUU sobre las causas de la enorme polarización de las rentas y del crecimiento de las desigualdades, debate que, como indica el artículo, tiene gran relevancia para España.

La secretaria general del PP, la Sra. Maria Dolores de Cospedal, ha acusado a los sindicatos españoles de no ser patrióticos, al dañar a España convocando una huelga general. Tal acusación recuerda la definición que la dictadura franquista hacía de sus oponentes a los cuales llamaba “la anti-España”. Tal acusación refleja una enorme osadía y un gran desconocimiento del pasado y presente de nuestro país. Una representante del conservadurismo español debiera ser más cuidadosa en sus expresiones, porque existe evidencia contundente sobre el impacto negativo que el conservadurismo (que en el lenguaje popular se conoce como las derechas), tanto en su versión financiera y empresarial como política, ha tenido sobre el desarrollo económico y social de España.

No es por casualidad que los países de la Eurozona que están teniendo más dificultades son países como Grecia, Portugal y España, donde históricamente las fuerzas conservadoras han tenido más poder y gozado de mayor influencia en sus Estados. Las fuerzas conservadoras han gobernado en aquellos países durante la mayoría del periodo que va desde la II Guerra Mundial hasta hoy. Es cierto que tales países, gobernados por dictaduras conservadoras por largos periodos, en los últimos años han tenido experiencias democráticas. España, por ejemplo, ha gozado de democracia en los últimos treinta y tres años. Pero, la enorme influencia que las fuerzas conservadoras han continuado teniendo sobre el estado español explica las grandes limitaciones existentes en nuestra democracia, limitaciones que aparecen tanto en el sesgo conservador del sistema electoral, como en el escaso desarrollo del estado del bienestar.

Los datos hablan por sí solos. Resultado de la enorme influencia de los conservadores en las esferas políticas (y también mediáticas), España continúa teniendo el gasto público social como porcentaje del PIB más bajo de la UE-15 (el grupo de países de la UE de semejante nivel de desarrollo que España). Tal porcentaje es el 22% en el caso de España, 24% en Portugal y 25% en Grecia. En Suecia, donde las fuerzas progresistas han gobernado por mayores periodos de tiempo, es casi el 30%. El promedio de la UE-15 es el 27%. Los recortes que el gobierno de la Sra. Cospedal está haciendo reducirá incluso más este porcentaje, manteniendo a España a la cola de la Europa social.

España es también, junto con Grecia y Portugal, el país que tiene menos población adulta trabajando en el sector público, incluyendo en los servicios del estado del bienestar (tales como sanidad, educación, escuelas de infancia, servicios domiciliarios, servicios sociales, entre otros). En España sólo uno de cada diez adultos trabaja en el sector público, el porcentaje más bajo de la UE-15, junto con Portugal y Grecia. En Suecia es uno de cada cuatro. Los recortes de empleados públicos, gasto sanitario y educación dañarán todavía más los escasamente dotados servicios públicos del estado del bienestar que atienden predominantemente a las clases populares.

España, de nuevo junto con Grecia y Portugal, tiene también los ingresos más bajos al Estado de la UE-15. En España es el 32% del PIB, Suecia por el contrario tiene el 54% del PIB. Los bajos ingresos al Estado se deben en gran parte al enorme fraude fiscal que se concentra en las rentas superiores. Según los técnicos de la Agencia Tributaria Española el 72% de todo el fraude fiscal lo realizan las grandes fortunas, las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros al año (que representan menos de un 0.12% de todas las empresas) y la banca. El fraude fiscal, que también es enorme en Grecia y Portugal, se debe al gran poder y complicidad que las fuerzas financieras y empresariales (más próximas al partido conservador) han tenido en el Estado. En realidad, el ex Presidente Aznar reconoció en su día que en España los ricos (cuya opción política preferente es el PP) no pagaban impuestos, frase que dijo (y que no estaba claro si lo hacía en tono de lamento o en tono de celebración) cuando presidió España. El hecho es que durante su gobierno disminuyó el número de inspectores de Hacienda y el fraude fiscal aumentó. Las reformas en la Agencia Tributaria y nombramientos hechos por el gobierno Rajoy actual no son esperanzadoras tampoco. Por cierto, el déficit de gasto público social de España (que financia los servicios públicos del estado del bienestar) referente al promedio de la UE-15 aumentó durante el periodo conservador 1996-2004.

Basándonos en toda esta evidencia parecería razonable que la Sra. Cospedal fuera mucho más cuidadosa en sus declaraciones de “patriotismo y amor a España”, pues al hacer tal acusación a los sindicatos abrió una gran ventana de vulnerabilidades, puesto que han sido las fuerzas conservadoras las que han dañado más a España. Y continúan dañándola. La evidencia existente en la literatura científica es que las políticas impuestas por el gobierno del PP (y digo impuestas al no tener un mandato popular, puesto que no estaban en su programa electoral) están dañando y dañarán todavía más a la población española. Políticas encaminadas a reducir todavía más el gasto público y la protección social y a reducir los salarios (el objetivo más importante de la reforma laboral), retrasarán todavía más la recuperación económica, sumergiendo a España en una gran recesión, que para muchos españoles es ya una gran Depresión. Hoy, la economía española está en una gran recesión resultado del enorme endeudamiento de la población española, (consecuencia, en gran parte, de la disminución de las rentas del trabajo) y de la ausencia de crédito (como resultado de las actividades especulativas de la banca). De ahí que el sector privado no pueda reactivarse, siendo el sector público el que debiera estimular la economía. Los enormes recortes que está realizando el PP provocarán la depresión de la economía española.

Cualquier estudiante de política económica y políticas públicas (que no esté contaminado por el dogma neoliberal dominante en los círculos económicos y financieros) sabe que en momentos de recesión hay que aumentar, y no reducir, el gasto público, que debe invertirse en crear empleo, lo opuesto a lo que el PP está haciendo. Estas políticas están dañando enormemente a España. Y la evidencia de que ello es así es contundente. Algunos lo estamos diciendo desde que la crisis se inició. Y ahora ya comienza a decirse por muchos otros. Todos los recortes que se han estado realizando no han servido para reavivar la economía española. Era fácil predecir que esto ocurriría.

Es una muestra de ignorancia histórica y económica, además de osadía política, que la Sra. Cospedal acuse a los sindicatos de dañar a España. Han sido las fuerzas conservadoras representadas por la Sra. Cospedal las que han dañado enormemente a España durante toda nuestra historia y que fieles a esta tradición continúan ahora dañándola. Su falso patriotismo confunde la defensa de intereses particulares de los grupos que representan (la banca, la gran patronal y las clases pudientes) con los intereses generales del país. El pasado y el presente de España muestran que tales intereses no coinciden. Son precisamente los sindicatos los que son auténticamente patrióticos, y que a lo largo de su historia, tanto durante la clandestinidad como durante la democracia, han luchado más para conseguir la libertad, la democracia y la expansión del bienestar de nuestra población, y ahora, coherentemente con esta historia, están luchando para impedir el desastre económico al que las políticas del gobierno nos conducirán, políticas que se están imponiendo para que los grupos financieros y empresariales, responsables del enorme retraso de España, consigan aumentar sus beneficios alcanzando los objetivos que siempre desearon y que hasta ahora no habían conseguido. Y todo ello con la colaboración del partido de la Sra. Cospedal. Así, continúa la historia de España.

Vicenç Navarro – Catedrático de Ciencias Políticas y Sociales en la Universidad Pompeu Fabra (Barcelona, España) y profesor de Políticas Públicas en The Johns Hopkins University (Baltimore, EEUU)

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