Difícilmente puede sustraerse uno a comentar, modestamente, la desaparición de tan extraordinario intelectual y, sobre todo, maestro en tiempos tan difíciles. Mas, si cabe, cuando el mismo, constituye uno de tus más apreciados referentes personales e intelectuales.

José Luis Sampedro, símbolo del compromiso intelectual y ciudadano, y referente extraordinario del movimiento indignado, es todo un ejemplo de “intelectual comprometido” con su tiempo y con la gente.

Esta mañana, temprano, cuando la radio daba la noticia de la silenciosa y austera desaparición del maestro – acorde con su trayectoria humana-, no he podido por menos que sentir un cierto dolor y desazón, por tan insustituible pérdida. Pérdida de quien se ha destacado por dedicar toda su vida, su esfuerzo físico e intelectual, a afirmar y demostrar que existe un mundo mejor, que hay otras formas de trabajar y de vivir. No he podido, por menos, que dar la vuelta a la silla de mi escritorio y sacar unos cuadernos manuscritos – que curiosidad, datados en 1968 –, y que por unos momentos me han hecho retroceder esas tres décadas y media, y comprobar que Sampedro ya pronosticaba con acierto, y una cierta vehemencia, la crisis del capitalismo, que ya hacía estragos en aquellos momentos, y ahora, revestida de otros aditamentos, lo hace, en el tiempo presente, con una inusitada virulencia.

Catedrático de Estructura Económica de la Universidad Complutense, convencido desde el principio, de que la economía, como ahora mismo, no resolvía las desigualdades e injusticias que atenazaban a no pocos países y a amplias capas de la población, se apartó de la ortodoxia económica. Ello lo dejaba muy claro, en el que fuera uno de sus mejores obras, “Las fuerzas económicas de nuestro tiempo”, traducida a varios idiomas, y con una enorme difusión.

Sampedro, priorizó la “distribución” a la “eficiencia económica”; la economía debe tener una función social, decía, y no debe quedarse en la mera “asignación de recursos”. Era partidario del funcionalismo como corriente económica y social. Supo anticiparse, y puso en valor el fenómeno de la globalización; “la sociedad requiere de soluciones globales, y está sujeta a fenómenos más amplios, a los que había que dar la adecuada respuesta”.

Como funcionalista, y profundo humanista, consideraba la sociología como un necesario instrumento, como afirmara Keynes en la necrológica de su maestro Alfred Marshall: “el verdadero economista debe saber, no solo economía, y matemáticas, debe tener un profundo conocimiento de la historia y de la sociología, entre otras cosa”.

Así era José Luis Sampedro. Por lo que no debió extrañarnos cuando su discurso se apartaba sustancialmente, a pesar de las circunstancias del momento, de Juan Velarde o de Salustiano del Campo, entre muchos otros. A la inversa, y por la misma circunstancia, su inclinación a la sociología, se produjo un importante acercamiento a José Luis Aranguren, José Antonio Maravall y a Pepín Vidal-Beneyto, participando con ellos unos años en el Centro de Investigaciones Sociológicas.

No obstante, dadas las circunstancias políticas, y objeto de fuertes presiones, decidió iniciar un periplo docente como lector en la London School y algunas otras universidades británicas.

A su vuelta, tras un breve paréntesis en la docencia, desencantado con la deriva de la economía, ha dedicado el resto de su vida a la literatura y el “compromiso social”, alineado del lado de la justicia, la igualdad y la solidaridad. Recientemente renegaba de su condición de economista, decía que no quería ser descrito como un economista, porque estos “se dedican a hacer más ricos a los ricos, y yo prefiero hacer menos pobres a los pobres”. Ácrata, disidente con lo establecido, ha tenido su tiempo de mayor esplendor en la producción literaria, siempre con matices sociales, y una comprometida dedicación a los movimientos sociales. Ha constituido un auténtico referente de los indignados del 15 M, con los que ha participado activamente.

En fin, todo un ejemplo de coherencia personal y compromiso social. Creo que nos ha enseñado a vivir, “vivir siendo quien somos, solo así alcanzaremos el máximo nivel”. Somos naturaleza.

“Poner el dinero como bien supremo nos conduce a la catástrofe”, decía recientemente. Nos ha enseñado que otra economía es posible, que es necesaria otra Gobernanza Económica Europea y Global, más humana, comprensible, critica y libre, de tal manera que sirva a la gente y mejore sus vidas. Animaba a la gente a que siguiera luchando…..Su reflexión siempre ha sido que el cambio no hay que buscarlo en líderes, sino que el cambio empieza por uno mismo. Ardua tarea, en tiempos difíciles. Pero referentes como José Luis Sampedro, y el concurso de personas que en sus incentivos tengan algo más que la medida de lo material y pragmático, contribuirán decisivamente a un mundo mejor y más solidario.

Vicent García i Pascual

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2 COMENTARIOS

  1. Pura filosofía humana, Ética y de verdadera Justicia Social. Como luchador y rebelde Ecnomista, representa un referente abosoluto.

  2. No se podía esperar menos de Viçent, enhorabuena por tu escrito homenaje, aunque debo “reprocharte” que te eché en falta cuando se fue Agustín García Calvo

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