A finales del verano se produce la vuelta al cole y esto coincide con el inicio del ciclo de la procesionaria del pino. Este problema no es nuevo, es algo que la mayoría de la ciudadanía conoce, pero por ello no deja de ser grave.

Estos insectos están recubiertos por una vellosidad urticante que provocan importantes irritaciones corporales, conjuntivitis, inflamación de la garganta y la boca, problemas respiratorios, fatiga, mareos e incluso fiebre. En el caso de las mascotas, especialmente los perros, las consecuencias son más graves ya que pueden generarles necrosis en los tejidos de la garganta y la boca y reacciones anafilácticas que les pueden causar la muerte. Por todo esto, el Ayuntamiento debe extremar las precauciones y ser riguroso a la hora de aplicar las medidas de control, algo que este año, a tenor de los hechos, no ha sucedido.

En muchos colegios de Ibi hay pinos con presencia de procesionaria. Se han dado numerosos casos de urticaria entre el alumnado, especialmente en un centro escolar de Ibi. También se han visto afectadas mascotas de manera grave en otras zonas urbanas del municipio.

Desde el Grupo Socialista trasladamos este problema a la Concejal del área de Servicios Públicos del Ayuntamiento, responsable de aplicar las medidas de control contra la procesionaria y la respuesta nos sorprendió, no solo por el desinterés reflejado, sino por el gran desconocimiento demostrado sobre el tema. Según la concejal, el problema ha sido que las bolsas que crean los insectos se caen, cuando precisamente eso es imposible que ocurra, a no ser que se las arranque (con esfuerzo) o caiga el árbol. Las bolsas soportan lluvia torrencial y rachas intensas de viento. La explicación es mucho más sencilla: las medidas de control que se han adoptado para evitar el problema han sido claramente insuficientes.

Las medidas que se debe aplicar dependen de la época del año en el que nos encontremos y del momento del ciclo biológico de la oruga. En otoño e invierno es el momento de la endoterapia, para evitar el desarrollo y crecimiento del insecto. En invierno procede la destrucción directa de los bolsones, reduciendo así el número de individuos. En primavera se utilizarían las trampas físicas, ya que es el inicio del descenso de la oruga por los troncos de los pinos. Por último, en verano se utilizarían las trampas con feromonas para capturar a los machos y con ello cortar su ciclo reproductivo. No todas estas actuaciones se han realizado en Ibi y el resultado lo hemos comprobado de la peor manera posible.

Lo peor de todo ha sido que el problema podría haberse atajado antes pero desde el equipo de gobierno del PP se decidió ignorar los avisos de la ciudadanía afectada hasta que la situación ha sido insostenible.

La falta de planificación y desidia del equipo de gobierno del PP vuelven a pasar factura a los ibenses una vez más.

Blanca Navarro Barrachina

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