Por Manuel Muñoz (elplural.com)

La apertura de juicio oral contra Camps lo forzaría a dimitir y abriría una crisis política sin precedentes

El presidente de la Generalitat Valenciana, no obstante, parece actuar como si no fuera con él y como si el resultado de las europeas le hubiese dado un balón de oxígeno que lo exime de todo mal. No es consciente, por lo que aseguran en su entorno, de que este asunto lo ha marcado políticamente de forma definitiva y de que la muy probable apertura de juicio oral acabaría con su vida pública. Sería impensable que un presidente autonómico se sentara en el banquillo de los acusados sin renunciar previamente al cargo. Existe la posibilidad de que el instructor pida el archivo de las diligencias; pero esto parece poco probable, dado que el magistrado ha dado sobradas muestras de ser minucioso y exhaustivo en la investigación del caso. Flors, que pertenece a la Asociación Francisco de Vitoria, conservadora moderada, tiene fama de ser riguroso e independiente. El presidente del TSJ, Juan Luis de la Rúa, quien preside la Sala que habría de juzgar en su caso a Camps, está afiliado a la más conservadora Asociación Profesional de la Magistratura, y Camps ha hecho profesión de amistad con él en declaraciones públicas previas a la investigación del caso Gürtel. No obstante, hay que tener en cuenta la dificultad de que el tribunal se oponga a la propuesta del instructor, en el caso de que esta sea la apertura de juicio oral. En cualquier caso, y si se decide archivar, hay que tener en cuenta que contra esta decisión cabe recurso. De seguro lo presentaría el PSPV, personado como acusación popular, y muy probablemente la Fiscalía Anticorrupción.

Buscando la falta de pruebas

A lo que parece, la defensa de Camps, a cargo del célebre penalista valenciano Javier Boix, parece centrar sus esfuerzos en que no se pueda probar la relación entre los trajes regalados y la toma de decisiones que favorecerían con adjudicaciones a empresas de la trama. Pero aunque el resultado final fuese el que busca Camps, la absolución por falta de pruebas, el juicio oral acabaría con su carrera. Hay que tener en cuenta que el presidente valenciano gestionó con extrema torpeza las fases iniciales del procedimiento judicial y nunca ha presentado documento acreditativo alguno de que él pagase los trajes supuestamente regalados por Orange Market, empresa vinculada a la trama de Correa. Su actitud cambió de cara a las elecciones europeas. Hasta entonces permanecía recluido en lo que muchos militantes consideran una camarilla alejada e realidad y dominada por su jefa de gabinete, Ana Michavila, hermana del ex ministro José María Michavila, y a la que llaman La Gran Hermana, y el vicepresidente primero del Consell, Vicente Rambla, habitual compañero de Camps en el Club de Tenis de Valencia, adonde acude a jugar con asiduidad. Se puso en la precampaña en manos del conseller de Inmigración y Participación, Rafael Blasco, que fue conseller socialista con Joan Lerma. Este, utilizando el modelo Banca Catalana-Pujol, planteó una identificación del presidente con lo valenciano y logró apoyos sociales de empresarios y otros colectivos como si la investigación judicial fuese un ataque contra la comunidad autónoma.

Al borde del abismo
Pero tras el magnífico resultado electoral para el PP, que ha sumido a los socialistas valencianos en una verdadera crisis, Camps parece dar por conjurado el peligro y sus declaraciones hacen pensar que interpreta el resultado en las urnas como una legitimación de su conducta, cuando continúa teniendo la espada de Damocles de la posible apertura de juicio oral sobre su cabeza política. Si se ve forzado a la dimisión, hay dos candidatos claros a sucederlo: la alcaldesa de Valencia, Rita Barberà, que en los 18 años que lleva den el cargo nunca ha renunciado al acta de diputada autonómica. Eso le permitiría ser elegida inmediatamente si Camps dimitiera y el partido optara por presentarla a presidenta, una vez que dejase la alcaldía presumiblemente en manos de Alfonso Grau, su primer teniente de alcalde. El otro candidato sería Vicente Rambla, pero esta posibilidad dependería de que Camps estuviese en condiciones de nombrar sucesor. Las posibilidades sucesorias de Esteban González Pons, actual portavoz del PP, que se barajaron en algún momento, parecen hoy descartadas.

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