por Antonio Martos
La depredación de algunas personas no tiene limites.
Si estudiáramos el perfil de estas personas, seguramente coincidiría esta característica con las de embaucadores que tienen una pericia especial para convencer a determinadas personas, que lo que están haciendo es una gran obra social que favorecerá de manera especial el desarrollo económico y laboral de la zona.
Si esto se une a una gran habilidad para chantajear a todo el que se ponga a su paso, y que de una u otra manera influye en la decisión final para conseguir el objetivo, tenemos todos los ingredientes para conseguir realizar aberraciones urbanísticas que pueden agredir el medio ambiente de manera irreparable y que generan problemas de casi imposible solución, pero que cuentan con el beneplácito de una mayoría que decide.
¿De que nos sirve una aula de la naturaleza, si la naturaleza nos importa un bledo?
¿O es que acaso piensan que por atender una pequeña herida justificamos el dejar sin los cuidados pertinentes a un enfermo de grave diagnóstico?
¿Como se nos puede llenar la boca de biodiversidad y de la gran labor medioambiental que está realizando la universidad en Ibi, si a continuación damos el visto bueno a la agresión que supone la construcción de un hotel en la Font Roja?
¿Con qué patente se puede creer un político que representa a toda una población y que unilateralmente decide, en un proyecto tan polémico como éste, cambiar el voto que los representantes de la soberanía popular( no del Partido Popular) sino del pueblo había decidido?
El pleno del Ayuntamiento de Ibi, en su día decidió rechazar la construcción del hotel en la Font Roja, considero que nadie que represente al Ayuntamiento de Ibi , ante órganos que tienen que ver con este tema, puede cambiar esta decisión bajo su cuenta y riesgo , si antes el mismo pleno no decide lo contrario. Quien hace esto tiene un mal concepto de la democracia, una prepotencia infinita o no se entera del papel que está jugando.