La semana pasada tuve el placer de poder asistir a una charla que dio en Alicante el Ministro de Educación Ángel Gabilondo y en la que a pregunta de un ciudadano decía que a los políticos hay que exigirles honradez, hay que echarlos a la calle a la mas mínima sospecha de que son corruptos, no se les debe de consentir nada en absoluto que ofrezca dudas de su honorabilidad, pero en contra de eso nos encontramos con que aun así existen personas que todavía les votan, a sabiendas de que no son trigo limpio. Los ciudadanos debemos empezar a ser más exigentes con nuestros políticos y evitar caer en la postura fácil de pensar que todos son iguales. Ese es el escudo en el que se parapetan los políticos que creen que los ciudadanos estamos para servirles.

Lamentablemente en nuestra población hemos vivido unos cuatro últimos años muy convulsos, llenos de situaciones desagradables y que han dejado en entredicho la honorabilidad de los políticos que nos han gobernado en este tiempo. Hemos asistido a episodios rocambolescos, expulsiones, dimisiones, grabaciones, complots, etc., una serie de cosas que han llevado a imputaciones por presuntos delitos a miembros del gobierno municipal y lo más llamativo es que, para llegar a esta situación no ha hecho falta nada, solamente entre ellos se lo han guisado y se lo están comiendo.

El Partido Popular en Ibi ha demostrado sobradamente que entre sus filas hay mandatarios que no son “trigo limpio”, que no se les puede confiar la gestión del Ayuntamiento, han sido una losa para nuestro pueblo y todas esa mala gestión la quieren enmascarar haciendo creer a la ciudadanos de que gracias a ellos Ibi está donde está. En parte es cierto, gracias a ellos Ibi está en boca de todos y somos aun más conocidos, pero por los innumerables casos de corrupción que hemos y estamos padeciendo.

Hablo con muchas personas que aun así están satisfechos con la gestión del Partido Popular de Ibi, que hay que dejar claro que es lo mismo que decir la gestión de Maite Parra, personas que se conforman con que les asfalten una calle, que les limpien una plaza, que les arreglen un jardín, que les regalen una plantita, o que les den un achuchón o un abrazo efusivo, eso sí, una vez cada cuatro años.

Pronto vamos a tener la magnífica oportunidad de decidir si preferimos a una dicharachera, populista e incluso me atrevería a decir que falsa y mala persona, como Maite Parra, o a una persona, honrada, trabajadora, amigo de sus amigos, autentica, del pueblo y para el pueblo, una persona que puede ser más tranquila y pausada exponiendo sus ideas, pero que a la postre sabe perfectamente lo que quiere para Ibi. Ese es sin lugar a dudas Antonio Martos Bueno.

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