El pasado viernes día 8 de marzo celebramos el Día Internacional de la mujer. Si pensamos que hace tres siglos y ante el marco político de la revolución francesa, fue cuando se produjeron las primeras peticiones formales de derechos políticos y ciudadanía para la mujer, puede llegar a desanimarnos constatar que los grandes cambios sociales necesitan de muchas generaciones para llegar a hacerse efectivos realmente. Sin embargo, aun a día de hoy, el Día Internacional de la Mujer se ve empañado por datos sobrecogedores que evidencian que, además del camino abierto hasta ahora, queda todavía mucho por andar. Hasta el 50 % de las agresiones sexuales se cometen contra niñas menores de 16 años. 603 millones de mujeres viven en países donde la violencia doméstica no se considera un delito. Hasta el 70 % de las mujeres aseguran haber sufrido una experiencia física o sexual violenta en algún momento de su vida. Más de 60 millones de niñas son novias y se casan antes de los 18 años. Por realidades como estas y bajo el lema «Una promesa es una promesa: Es hora de actuar para acabar con la violencia contra la mujer», el Día Internacional de la Mujer se volcó este pasado viernes en la lucha contra el sufrimiento del género femenino. Así lo ha establecido la ONU en su afán por reforzar el compromiso de la comunidad internacional hacia situaciones que, lamentablemente, se repiten en el año 2013 en todos los rincones del mundo y que afectan a siete de cada diez mujeres.

Toda España ha celebrado y conmemorado este día con la organización de diferentes actos. En nuestro caso pudimos disfrutar al asistir el jueves día 7 al acto organizado por la asociación Mariana Pineda junto al Cine Club Layndon en el Teatro Río, asociación que siempre conmemora este día con actos muy emotivos y participativos. El viernes día 8 el Centro Social Polivalente acogió a mucho/as amigo/as y familiares de varias mujeres que nos hicieron pasar un rato muy agradable, con la representación de monólogos y lecturas, finalizando con un corto muy corto pero muy intenso, sobre las diferentes facetas de la mujer en la sociedad en muchos casos machista que vivimos. Carmen Reche, una de nuestras queridas escritoras locales, decidió en este caso subir al escenario para protagonizar un sketch que ella misma escribe, dirige e interpreta. Más no se puede pedir, un grupo de mujeres valientes y atrevidas que con toda seguridad se lo pasaron espectacularmente bien con todos los preparativos y ensayos.

A nivel nacional no han faltado desatinos, absurdeces y fantasmadas como lo de Ponferrada, donde no entiendo nada ni a nadie. El exalcalde del PP Ismael Álvarez fue condenado en 2002 por intento de acoso sexual al que sometió a la también popular Nevenka Fernández. En las elecciones de 2011, Ismael Álvarez, defenestrado del PP, se presentó a aquellas elecciones con un partido independiente que logró casi 6.000 votos y dejó al PP sin mayoría absoluta. ¿Cómo se entiende que un condenado por acoso sexual consiga el apoyo de 6.000 votantes en una población de 60.000 habitantes?

Todo lo que ha venido después es un cúmulo de despropósitos y aunque el Partido Socialista ha rectificado, lo ha hecho mal y tarde. No se puede aparcar nunca la ética, ni por un momento, para recuperarla después.

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1 COMENTARIO

  1. Si Susana, me sumo plenamente a esa defensa a ultranza de la igualdad y de la dignidad de la mujer, que siempre ha sido una constante desde que nuestro Partido
    iniciara su andadura, y muy especialmente durante el último Gobierno Socialista, donde Zapatero impulsó, con verdadera firmeza y determinación, politicas de igualdad, como asta ese momento no se habian conocido, no solo en España, sino, tambien, en nuestro contexto europeo.
    Por lo que, episodios tan lamentables como el de Ponferrada, no debe enturbiar en modo alguna una trayectoria impecable e implacable en la defensa a ultranza de los de los derechos y de la igualdad de la mujer, por parte de los Socialistas.
    Pero dicho esto, con la misma vehemencia, si cabe,o mas,sin duda, debemos los socialistas, pedir perdon, por tan lamentable actitud por parte de un grupo de compañeros, y tambien por la actitud, no menos incomprensible, de la dirección del partido, por no haber evitado, a tiempo, semejante desaguisado. Yo desde aqui lo hago solemnemente, en nombre propio, y creo, interpretando el sentimiento mayoritario de los socialistas, en nombre del Partido Socialista.

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