La imputación de la infanta Cristina cuanto menos refleja que son los jueces independientes, trabajadores y objetivos los que cumplen con su misión de repartir justicia, o por lo menos intentarlo. El juez Castro ha mostrado una actitud impecable en la instrucción del Caso Urdangarin.

En absoluto creo que la ley sea igual para todos, y menos aún con Gallardón como ministro de Justicia, pero al menos se va viendo que hay jueces, como Castro y Ruz, que trabajan para que lo sea.

Parece ser que de los e-mails se desprende que la infanta no era un mero florero en Nóos ni en las otras entidades montadas para beneficiarse del dinero público.

La instrucción del caso y todas las pruebas presentadas junto con las declaraciones de los imputados y testigos en la causa, dará sus frutos, aunque ya muchos vaticinan que quedaran en nada.

El debate entre monarquía y república cobra de nuevo relevancia. Me declaro manifiestamente republicana pero  creo que mi opinión cuenta lo que vale dentro de la suma de 36 millones de españoles. Ahora hay que pensar primero en solucionar otros aspectos, como la elevadísima tasa de paro o enmendar la supresión de derechos conseguidos durante décadas y que ahora dejan a la gente más desfavorecida en la cuneta, en definitiva aspectos sociales que afectan a la gente de a pie, que sobrevive dentro de una crisis que tiene responsables con nombres y apellidos y que no están ni estarán imputados por nada. Creo que hay que establecer un orden de prioridades para convocar referéndums ciudadanos e iniciativas legislativas populares para intentar poner a cero el contador de la democracia española de nuevo y superar todos los errores y concesiones del pasado.

Otro gallo cantaría en nuestro querido “País Valencià” (denominación por la que tanto desprecio muestra Maite Parra), si los jueces se hubieran puesto en su sitio tanto en Castellón, en Valencia y en Alicante, donde los niveles de corrupción política han propiciado un desastre descomunal en una tierra rica, industrial, turística y muy creativa. Tenemos muchos imputados en nuestra comunidad, pero hay muchos que se han escapado y muchos que quedan por imputar, procesar y condenar.

Debemos confiar en la justicia, pero con el antecedente del caso de Camps, es bastante difícil.

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